El pago por contenidos informativos con formatos narrativos de ficción, bajo la lupa
Parece que ha llegado el momento en el que los periódicos digitales, al fin, comienzan a cobrar por sus contenidos todos a una. El modelo de negocio de antaño, en el que el grueso de los ingresos de los medios llegaban vía publicidad, no da más de sí.
Pero el hecho de pretender que el usuario pague por información lleva implícita una pequeña revolución: no vale cualquier cosa. Se acabaron las notas de prensa copiadas y pegadas sin más. Las noticias facilonas. Los textos de calidad cuestionable. La churrera. El pago por contenidos lleva implícito un incremento en la exigencia en la calidad, lo que equivale a decir que el periodismo está de enhorabuena.
Ahora bien: ¿están los lectores dispuestos a rascarse el bolsillo? Y si lo están, ¿por qué tipo de informaciones? Y más aún: ¿qué están acostumbrados a leer? ¿Y las generaciones educadas a golpe de televisión, ya maduritas? ¿Pueden concentrarse en una lectura en profundidad, alejada de la rabiosa (y brevísima) actualidad? ¿Le pasará a la gente lo que nos suele ocurrir con la Historia, que preferimos una novela histórica a ese aburrido libro de texto de toda la vida?
¿Qué ocurre si contamos las noticias como si fueran ficción? ¿Generan la misma sensación de verosimilitud que los géneros habituales en el periodismo? ¿Estaría la gente dispuesta a pagar por esos contenidos?
A estas preguntas hemos querido dar respuesta Antonio G. Encinas y una servidora a través de un análisis que va a ser publicado en breve en la editorial Tinant lo Blanc. Mientras, podéis ver un resumen en las actas del XII Congreso Universitario Internacional sobre la Comunicación en la profesión y en la Universidad de hoy: Contenidos, Investigación, Innovación y Docencia (CUICIID), celebrado los días 7 y 8 de octubre de 2020, donde presentamos nuestros resultados. Estamos en la página 45 del Libro de Actas, con ISBN ISBN 978-84-09-22948-2.